Memeces. Aprendamos a educar.

Bien, hemos visto que no somos un ramo de virtudes. Los seres humanos no tenemos conciencia de nosotros mismos, y los españoles (llamemos españoles a los habitantes de las diferentes naciones que componen España, no remarquemos sentimientos nacionales de otras épocas), menos.

Es bien sabido por el público medio que la enseñanza en nuestro país no es lo mejor que ha existido jamás. Las actuales leyes, como siempre discutidas, no hacen más que confundir a los estudiantes, ya sea en uno de sus grados, entendiéndose por éstos el colegio (primaria), el institutuo (secundaria, bachiller) y la universidad (estudios terciarios).

Analicemos críticamente nuestra situación:

La enseñanza básica obligatoria falla constantemente, con un índice de fracaso escolar que lo respalda, la ESO es un problema distinto. La Enseñanza Secundaria Obligatoria no es más que un compendio de sandeces buscando la imbecilidad, llamada especialización, y la, digamos, «lucha de clases».

Conceptos; compendio de sandeces: Educación para la ciudadanía en inglés, gracias Francisco vete a arar tus campos del apellido. El resto de asignaturas no quiero mencionarlas. Las materias obligatorias impartidas buscan que el alumno, con sus clases reducidas tenga un mayor apoyo y comprenda y acepte estos conocimientos. El problema radica en que el alumno prefiere mirarle el tanga a la chica de delante o irse a fumar fuera.

Yo no he conocido otro sistema educativo así que no puedo rememorar tiempos de EGB o BUP, no puedo comparar, lo único que se es que el estudio o la curiosidad que motiva éste no se fomenta al alumno, en vez de imponer horas de lengua o matemáticas, deberíamos fomentar la curiosidad del alumno, algo que se está perdiendo. Y se pierde porque interesa. Si yo no soy curioso no puedo preguntarme acerca de mi existencia en el mundo, por ejemplo. Tampoco puedo cuestionarme, o cuestionar, que es lo que falla.

El otro concepto es la «lucha de clases», una lucha no como la describía el Manifiesto, sino una lucha entre el profesorado y el alumno. Mis tiempos de bachiller fueron una época que recuerdo con cariño y añoro muchas veces, y ese recuerdo se fomenta en que pude disfrutar estudiando. Lo hice porque los profesores no intentaban banas luchas con el alumnado, y viceversa; lo hice porque ellos disfrutaban impartiendo, y yo como he dicho, lo hacía estudiando.

Otro recuerdo aún más lejano se remonta a mi época de primaria, donde los de octavo (yo estaba en tercero de primaria pero aún existía octavo de EGB) me infundían respeto y algo que nunca se me hubiera ocurrido era acercarme a ellos para plantarles cara. El sistema educativo favorece que el comportamiento inverso, donde enanos vacilan a aquellos que les doblan en altura y edad. Eso es entre alumnos, la verdadera «lucha de clases» se disputa con los profesores, los cuales no pueden hacer más que deprimirse ante la selva de la ESO.

Lo mejor es que hemos permitido que este sistema educativo exista, y cada apaño es peor, pero no hacemos nada porque no sabemos nada, porque tengo cosas mejores que hacer como mirarle el culo a una chica. No debemos culpar al gobierno actual, ni al anterior, ni al otro; debemos culparnos a nosotros mismos por pudrir este sistema. Yo lo digo, es culpa mía y tuya, y de todos los que dejamos que esto se desgracie más.

Hablemos ahora del estadio final de la educación, de los estudios terciarios, los universitarios.

La universidad es una farsa. Nada funciona bien, pero para remediarlo se hace borrón y cuenta nueva. Bolonia. Quizá nos beneficie pero nos quita algo de nosotros, la individualidad. La individualidad de pasearse por el mundo con un título inutil como una licenciatura o una diplomatura. Nos quita la gracia para hacer todo una misma mierda, el grado. Hasta estudiar Bachillerato parece mucho más que un graduado en Bellas Artes, por ejemplo.

No quiero criticar el plan Bolonia porque lo desconozco en la mayor parte, porque todo lo que he oído viene de un solo sentido y porque no se donde nos llevará. Incidía en el aspecto que la universidad responde a la formación humana. Creo que este nuevo plan nos prepara para trabajar, dejando la realización humana de lado.

No se cuál es mi camino en la vida, y por ello lo busco, no espero convertirme en una máquina sin pensar, que mira desde una mirilla completamente obtusa, quiero buscar mi religión, quiero encontrar mi ¿por qué estoy aquí?. Ahora parece que esa oportunidad se desvanece.

Me parece muy bien que tengamos una convalidación con Europa, que ayudará con la movilidad, bla, bla, bla, pero yo no soy europeo, si no conozco ni mi país, ¿cómo voy a ser europeo?

Debemos ser críticos con nosotros, debemos mirar los fallos, primero los nuestros y luego los de nuestro alrededor. Debemos crecer, y para crecer y convertirse en adultos hay que educarse y eso es algo que parece no tenemos muy en cuenta.

Fdo:
Un Humilde Redactor

Una respuesta a “Memeces. Aprendamos a educar.

  1. Gracias por tu aportación. Tienes razón en cuanto a lo de que la culpa es nuestra y no sólo de los gobiernos actuales o anteriores. Creo que ningún colectivo de éstos chupacámaras (véase desde sindicatos hasta asociaciones de padres) se ha planteado iniciar una verdadera lucha por una educación justa y coherente.Así que mientras no despertemos de este letargo las sucesivas generaciones de estudiantes saldrán más estúpidas y confundidas, pero eso sí, preparadas para abordar cualquier empleo de primera necesidad y para el cual no se necesita un gran conocimiento (sino en muchos casos echarle mucha cara).

    Me gusta

Deja un comentario