Arte moderno y la festivitat dels moros i cristians.

  Ayer nos fuimos al IVAM (Instituto Arte Moderno de Valencia) y al Museo de Bellas Artes de la misma ciudad. Arte moderno hasta en la sopa.
  Era Miércoles y no era un día precisamente para irse de excursión o pasear. Todo empezó a las nueve menos cuarto de la mañana cuando desperté de mi letargo. Desayuné algo insípido (véase tres mandarinas) y partimos hacia el lugar señalado donde nos esperaba el autobús. Lloviznaba. Mis zapas estaban enteras y así siguieron todo el día.
  Hacía mucho frio y yo llevaba ropa suficiente para no tener, pero tenía. El autobús llegó puntual como casi toda la gente. Teníamos que partir hacia las diez pero partimos bastante después. Tras tomar, mientras venía la gente, un café dejado a deber al cantinero de ésta nuestra fabulosa universidad, partí hacia el lugar señalado. Vi una cosa, la integración entre artistas, la piña que eramos el año pasado no existe, por un lado estaban mis compañeros de clase (los de la tarde), por otra mis compañeros de clase del año pasado y finalmente mis compañeras de piso y su clase (2ºA). Yo, conocedor de casi todos, soy de los tres grupos y de ninguno a la vez. Me enfrasqué con Aroa, una jóven que este año es mucho más social, en una conversación irrelevante que derivó en el conjunto que llevaba Eli puesto, rollo caperucita roja.
  Subimos al autobús, el nº1, un autobús que llevaba puesto el aire acondicionado con el calor que hacía; creo que estabamos a unos 10º tanto fuera como dentro del bus. Me senté junto a mi compi Sandra pero poco después me apalanqué dos asientos pa mí. Estaba enfrente del Lluís, un rasta mallorquín que es un cuardro.
  Bueno el viaje fue largo, unas dos horas y media para llegar a Valencia, y una vez allí lo que tardamos en llegar al IVAM. Terminamos hinchándonos a quicos porque el viaje se hizo eterno, como el señor de los anillos, para que os hagais una idea. Llegada a Valencia y descubrimos el penetrante olor a mierda que tiene la ciudad, algo que se mete en la CABEZA y no sale, la verdad.
  El IVAM es un edificio grande de varias plantas de altura mu estructurado y muy moderno. Nos dividimos en varios grupos para ver las exposiciones. Mi grupo la primera que vimos fue la del antiguo decano de nuestra GRANDE universidad, Ramón de Soto, el mayor estafador y malversador de fondos que ha conocido la Miguel Hernández. Este "hombre", por no decir algo mayor, hacía una escultura abstracta buscando las respuestas a fórmulas matemáticas complejas (vamos, que doblaba cachos de metal y los pintaba de colores) y lo realmente interesante de este tio es su época ochentera y setentera donde hacía virguerías con torsos y demás escultura tipo clásica.
  Esa fue la primera exposición; la segunda era otra sala donde había arte moderno del conocido (el IVAM dispone de una colección interesante de Arte moderno, eso dicen). De esta segunda exposición cabe citar a un tio que en su estudio realizaba reacciones en cadena mu graciosas y las grababa (es lo que se llama una video-instalación; y mi abuelo es pirótecnico) La tercera exposición eran instalaciones de tipos muy conocidos, de los cuales no conocía a ninguno. Lo reseñable, un circulo hipnótico que daba vueltas y al cual me quedé mirando un buen rato.
  Tras esto paramos pa comer. Un bocata patrocidado por el pan y la sobrasada de la Chini (gracias!) Me fui con Eli y compañía a comer a un parque cercano al IVAM, en donde una maravillosa paloma me regalo todo el "amor" que llevaba dentro (me cagó en la chaqueta, menos mal que lo pude quitar)
  Tras el IVAM fuimos a ver el Museo de Bellas Artes, un museo de arte clásico. La visita no era guiada como en el IVAM. Me junté con Aroa y nos recorrimos el museo entero. En él hay piezas de Velázquez, Goya y de Sorolla, un pintor valenciano impresionista bastante conocido. Lo mejor de este museo, el pedazo de sofá que tenían, en donde Aroa, y yo, junto a Ricardo (un GRAN tio, a parte de un cuadro) y la Chini, estuvimos tirados cosa de media hora.
  A todo esto que salta Ricardo y dice: ¿Os hace un Gintonic? Empezamos a descojonarnos porque eran las cinco de la tarde, pero el tio iba en serio. Ante alcohol gratis tanto la Chini como yo no nos pudimos resistir y fuimos a meternos un lingotazo. En el bareto del museo nos encontramos a Sandra que también se unió al grupo. Al final fueron dos gintonic y dos rones (Habana) con cola. Tardé cosa de diez minutos o menos en beberme el cubata, por lo que me dí cuenta que tengo un problema… Mientras cubateabamos se sentó con nosotros la Mila, nuestra profesora de arte contempóraneo, que siempre va monísima (a parte es jóven y guapa…) y aquí empezó la debacle.
  Poco después volvimos para Altea.
  Moraleja: El arte moderno se inventó bajo los efectos de la Absenta, bebida espirituosa de gran graduación alcoholica (tanto los impresionistas como cubistas, dadaístas o surrealistas iban siempre hasta el culo de absenta y la mitad murieron de cirrosis). Por lo tanto, el arte moderno sin alcohol no es nada. Así que ya sabeis, les Festes de Moros son arte moderno…
 
Fdo:
Un humilde redactor

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